4 Experimentos que demuestran que no controlas tu vida


Todos nosotros creemos ser completamente autodependientes de nuestras acciones del día a día, sin embargo, se han realizado distintos experimentos que demuestran que esto no es así.


1. La prueba del chocolate.
El Doctor Baumeister realizó un experimento con dos grupos de participantes, a los cuales se les pidió que asistieran al estudio sin consumir ningún alimento. En la primer prueba se les puso a ambos grupos frente a un tazón con chocolates, al primer grupo se les ofreció el chocolate y al segundo no y se les puso a resolver varios problemas de lógica, pero sin una solución aparente. El grupo al que se les dio el chocolate trabajó hasta el doble de rápido para resolver los problemas que el segundo grupo, lo que demostró que la fuerza de voluntad tiene un limite, ya que el segundo grupo se rindieron mucho más rápido.

2. Compradores compulsivos.
Este es conocido como el experimento Dean Pears. Consistió en observar minuciosamente a un conjunto de compradores en una tienda y al terminar sus compras se les preguntó por su situación económica, es decir, si se consideraban ricos, pobres o de clase media, se llegó a la conclusión de que las personas que se consideraban ricas compraban mucho menos que el resto, y los demás incluo pasaban a comer a algun restaurante despues de realizar sus compras, esto demostró que la clase alta es capaz de controlar a la prefección sus prioridades, mientras que la clase baja y media compraban compulsiva mente debido a su estado de vida más limitado.

3. El experimento del oso polar.
En este experimento se le pidió a uno de dos participantes que pensara en un gran oso polar, mientras que al otro se le pidió que intentara no pensar en un oso polar, cada vez que la imagen del oso pasara por sus mentes deberían hacer sonar una campana. Al principio ambos participantes hicieron sonar la campana de manera constante, sin embargo, mientras pasaba el tiempo, el primer participante dejó de hacerlo con tanta regularidad, mientras que el participante al que se le pidió que no pensara en el oso polar continuó sonando la campana hasta finalizar el experimento. Esto demostró que la tensión del estrés convirtió el pensamiento prohibido en algo intrusivo.

4. "Yo no...puedo"
Para este experimento se pidió a uno de dos grupos de personas que utilizaran la frase "yo no puedo comer chocolate" continuamente, mientras que al otro grupo de les pidio que usaran la frase "yo no como chocolate". Al finalizar el experimento se le ofreció a ambos grupos una barra de chocolate y una de cereales, según su elección, el grupo al que se le asignó la frase "yo no puedo comer chocolate" optó en su mayoría por la barra de cereales, mientras que al que se le asignó la frase "yo no como chocolate" prefirió la barra de chocolate. Esto demostró que se puede condicionar a la mente humana de una manera muy fácil por medio de la neurolinguistica.



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